El yoga, además de aliviarnos la tensión emocional en el momento del parto, nos proporciona la necesaria estabilidad emocional después del nacimiento del bebé, e incluso nos ayuda a prevenir una posible depresión posparto.
Cuando se practica el Yoga en el posparto es conveniente centrarse más en la respiración y la relajación durante por lo menos los dos meses que siguen al nacimiento del bebé. A partir del tercer mes empezamos a hacer asanas para recuperar el cinturón abdominal y fortalecer los músculos del suelo pélvico.
Las investigaciones demuestran que las técnicas de Yoga (postura, respiración, meditación y relajación) activan el Sistema que produce relajación física, emocional y mental, activándose así los procesos curativos del organismo. El mayor beneficio del Yoga está en el hecho de que ayuda a traer al mundo y a criar a un bebé menos afectado por estrés y menos propenso a la enfermedad. Sirve de gran ayuda para facilitar un parto menos doloroso y complicado.
Las asanas son movimientos lentos o posturas yóguicas manteniendo el cuerpo en diferentes posiciones. Estas posturas aportan flexibilidad y firmeza en forma de estiramientos y resistencias musculares a todas las partes del cuerpo. Con las asanas y técnicas de respiración se consigue estar en forma durante el embarazo, ayudarlo a limpiar la tensión emocional en el momento del parto e incluso a prevenir una posible depresión posparto y, además, el bebé recibe mayor aporte de oxígeno y más fuerza vital.
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